LA MONTAÑA DE BASURA DE FRAGGEL ROCK


En este mundo que vivimos en constante cambio, los avances tecnológicos se suceden con una pasmosa celeridad. Si bien estas aplicaciones tecnológicas no son buenas ni malas per se, su aplicación efectiva malogra la neutralidad inherente. Caso palmario de esto que comentamos sería el advenimiento de las redes sociales. Su utilidad práctica es evidente, pero esconde una parte oscura que hay que señalar, como así lo están haciendo muchos analistas y pensadores de la cosa.

La clave de un uso racional de estas aplicaciones pasa por alcanzar el equilibrio, un término medio entre la utopía tecnológica y nuestra presencia real. Un objetivo ambicioso, que no pretende despreciar la tecnología, más bien entenderla y aplicarla de una manera armónica, adaptada a nuestras necesidades de modo franco y honesto.

Si consideramos la tecnología en su esencia neutral, los elementos que modifican este estado primigenio devienen de su uso efectivo o inefectivo, y de la forma que dicha acción nos permiten compartir contenidos y relacionarnos con otros individuos o empresas. Es decir, lo que hemos pasado a conocer como redes sociales.

El desarrollo implacable de esta tecnología, y el flujo constante de información que es capaz de proveer, amén de su impacto en la economía, hacen necesario aplicar controles para trillar el grano de la paja y así obtener sólo aquello útil y provechoso, manteniendo un sano escepticismo como medida de seguridad. Muy rara vez, y en muy pequeñas dosis, podemos extraer de todo este marasmo un conocimiento aplicable original o inteligente. Y jamás deberíamos sobreponer esta información bruta en detrimento de nuestras habilidades cognitivas, aplicadas al medio, sin el concurso de nuestra capacidad para razonar y emitir una valoración personal.

Si obviamos estas directrices básicas, como apuntábamos más arriba, malogramos el objetivo último y original, el flujo de información veraz y útil, y su intrínseca capacidad para conectar entidades, en detrimento de su utilidad

Pongamos ejemplos de malos usos. A saber, hoy día es muy fácil conseguir seguidores para nuestro perfil de Twitter. Hay muchos listados disponibles en la Red que nos permiten seleccionar usuarios que proveen de Follow Back a sus potenciales seguidores. También se pueden aprender técnicas, e incluso implementar software, para aumentar artificialmente este número, incluso sorteando las barreras anti spam de la aplicación. Esta técnica queda evidenciada en los perfiles de los usuarios gracias al ratio entre seguidores y cuentas de usuarios en seguimiento. También es fácilmente comprobable revisando las listas de seguidores de las cuentas sospechosas, señalando en ellas numerosos usuarios con mismo ratio absurdo de seguidores y cuentas en seguimiento. Incluso hay quien aboga (“profesionales” de la Social Media, que abusan de estas técnicas para incrementar artificialmente su número de seguidores, engañándose a sí mismos y a sus potenciales clientes), en aras de conseguir relevancia en este medio, gracias a la aplicación de estas técnicas falsarias en un absurdo juego de popularidad que corrompe su utilidad. Estas cuentas con ratios absurdos están repletas de usuarios denominados zombies, con nula relación o interés, y con sólo un propósito espurio de relevancia falaz basada en el número de seguidores. La información, cuando no inexistente, es, la mayor parte de las veces, inútil, mediocre o prescindible de todas todas. ¿Es posible mantener el orden en un marasmo de miles, o cientos de miles de individuos emitiendo mensajes? Sinceramente, creemos que no. Sólo una pequeñísima porción de Twitter es relevante, el resto es paja inservible repleta de chorradas.

Recuerden, la auténtica relevancia en Twitter se mide por este ratio: seguidores y cuentas en seguimiento. Algunos expertos hablan de una ratio del 0,5/0,1 para considerarse verdaderamente relevante en esta herramienta -si es que esto es algo que deba quitarnos el sueño-. Sea como fuere, para usar esta aplicación con eficacia, deberíamos respetar ciertas normas no escritas, como por ejeemplo, no sobrecargar los mensajes con hashtags o menciones. Tampoco es necesario decir en todo momento qué haces y dónde estás, resulta aburrido e irrelevante. Y, por supuesto, si como profesional le damos un uso comercial a nuestro perfil, hay que procurar mantenerse dentro de este rol. Y recuerden siempre: a nadie le interesa nuestra rutina personal, aparte de a nuestros allegados más cercanos… y en ocasiones, ¡ni a estos!. ¡Ah!… no es maleducado no corresponder a un seguidor con un Follow Back, es simplemente honesto.

Este comic ilustra perfectamente esta movida del ratio Twitter (extraído del blog El Listo)

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Vamos a poner un ejemplo de uso inteligente de este medio para un propósito comercial. La empresa local Llevadoo (y no estamos relacionados en modo alguno con sus responsables), dispone de una cuenta en Twitter donde, hasta el momento y exclusivamente, da cuenta de noticias sobre el servicio diario de comidas a domicilio y sus eventualidades diarias, derivadas de las circunstancias cotidianas. Es decir, su utilidad y funcionalidad para con el usuario es honesta y práctica. Siguiendo su cuenta estamos al tanto de cualquier circunstancia que pudiera afectar al servicio. Por el momento, esta cuenta no ha emitido mensajes que no atañan específicamente al servicio, hasta donde nosotros sabemos. Otra cosa sería que en el futuro comenzara a añadir otros contenidos que en nada tocaran al servicio empresarial que ofrecen, y esto supondría cometer un grave error, a nuestro leal entender. Es decir, yo soy un seguidor de esta cuenta porque soy un cliente y quiero recibir un servicio y estar al tanto de las noticias que pudieran afectar al servicio que prestan, ¡exclusivamente! Es decir, me interesa recibir la comida en tiempo y forma y no que me inunden de información diversa que nada tiene que ver con este único propósito. No quiero saber sus opiniones políticas, ni deportivas, ni la previsión meteorológica de las Molucas. Bien hecho.

Otra porción de la tarta de las redes sociales sería el blog. Si Twitter es el microblogging, las bitácoras o blogs vendrían a ser, digamos, una herramienta dimensionada que nos permite extendernos en los contenidos. Y ahí precisamente reside el principal peligro de esta herramienta: su interés y funcionalidad.

Internet ha conectado infinitos monos con infinitas máquinas de escribir. Si bien hay blogs con contenidos verdaderamente útiles, la cantidad de mediocridad, de mierda ¡vamos!, existente ha creado una enorme cortina de humo, un bosque digital impenetrable, que dificulta encontrar esas perlas de sabiduría en el inmenso muladar de necedad. Muchos usuarios creen que la recapitulación de su cotidianidad, sus pensamientos o cuitas diarias son relevantes, cuando la mayor parte de las veces no interesan a nadie. En muchas ocasiones, estos pensamientos o reflexiones son pueriles, estúpidas o impostadas, cuando no un plagio infame. El proceso de reflexión que antecede a la escritura de una entrada está condicionada por una pretensión de exhibicionismo espurio que condiciona todo el texto, convirtiéndolo en una infatuada pretensión cuya utilidad práctica es nula. Es precisamente por ello que en el campo de las bitácoras personales hay que ser especialmente selectivo, buscando aquellos profesionales reputados que comparten conocimientos y reflexiones auténticas y originales. Además, los blogs frecuentemente contienen falsedades de las que sus escritores no se hacen responsables, pero que pueden tener graves consecuencias, con información falsa o injuriosa. Destaca en este extremo los blogs personales de políticos de medio pelo que, exhibiendo su indigencia intelectual, e independientemente de su ideología, peroran absurda y falazmente sobre todo, mostrando una falta de coherencia nefasta y evidenciando su sectarismo, estupidez y cortedad de miras. Generalmente habría que evitar los blogs o cuentas de Twitter de personas que pertenezcan al aparato de partidos políticos, pues destacan por su mediocridad, ausencia de formación intelectual, sectarismo y estupidez, especialmente a nivel local. Hay contadas excepciones a esta regla, pero, poquísimas en un mar de ignorancia… qué digo mar, ¡océano!
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Esta reflexión nuestra nos lleva a eso tan en boga de un tiempo a esta parte del periodismo popular o ciudadano, gracias al advenimiento de esta nuevas tecnologías, microblogging o blogging. Pues bien, no es tal, o en nuestra opinión este concepto está sobrevalorado, porque los acontecimientos expuestos, la mayoría de las veces, están condicionados subjetivamente, en muchas ocasiones inadvertidamente para el propio autor o conscientemente manipulados. La información obtenida por esta vía es irrelevante, sesgada, expuesta de manera torpe, ayuna de utilidad o capacidad profesional… y muchas veces intervenida de forma interesada. Si bien también hay excepciones, con contenidos inteligentes, imparciales, ponderados y útiles. Es esta otra falacia interpuesta por los evangelistas de la Social Media, aquella de la democratización de los contenidos. No se engañen, sólo somos más monos escribiendo en máquinas de escribir. Este es otro campo que con nuestra capacidad de raciocinio debemos trillar para obtener el grano de la paja. Ah, y siempre aplicar aquella máxima de quién observa al observador (who watches the watchmen). Si una información no es comprobable de forma fehaciente, debemos dudar de ella. Esta falsa inteligencia popular colectiva, disfrazada de periodismo del instante, de la inmediatez, siempre acaba por producir un consenso muerto o refuerza posiciones extremas, no contrastadas, o politizadas según el caso o interés.

Seguimos con el repaso de otras redes sociales representativas, como Facebook. Muchos de los problemas presentes en Twitter o los blogs se replican en este medio. El principal problema deviene de una perdida de privacidad, manifiestamente voluntaria, que evidencia una necesidad sobrevenida de exposición pública que satura el medio de chorradas innecesarias que a nadie importan, ni incluso… y volvemos a incidir en ello, a los más allegados. Toda acción, por innecesaria o irrelevante que sea, queda registrada. Dudamos del uso que se hace de este flujo de información. La inmensa mayoría de los contenidos vertidos son replicados y compartidos una y otra vez. Persiste una inexistencia manifiesta de originalidad. La gente, con tal de ganar notoriedad, envía y recibe solicitudes de amistad de supuestos “amigos” de los que no conocen absolutamente nada, exponiéndose artificialmente con tal de conseguir un número de “amigos” que no son tal y que tampoco resultan representativos de la relevancia del usuario. Este uso inadecuado corrompe el medio (si puede corromperse un medio que originalmente nació como una herramienta de ligoteo entre universitarios pijos) y degrada las relaciones de amistad. La gente tiene “amigos” en Facebook que luego no saluda en la calle (tampoco importan, pues todos tenemos amigos «reales» que procuramos evitar). No tiene sentido. De todos modos, esta herramienta se ha convertido en un portal de juegos y chistes pornográficos o activismo político de barrio – es paradojico, volviendo a su esencia primigenia-. Tiran más dos tetas que dos carretas.

Todo esta diatriba nuestra, algo cruda, es solo reflejo de una realidad enmascarada por el “buenismo” imperante: todo el mundo sigue el curso de la corriente y nadie parece detenerse a pensar, con la cabeza despejada y anchura de miras, hacia donde nos conduce esto y qué hay debajo de la alfombra. Afortunadamente hay cada vez más especialistas e intelectuales de renombre que están llevando a cabo una necesaria crítica del sistema. Recordemos como el nacimiento de Internet se produce para suplir la necesidad de comunicación y trasmisión de datos científicos entre comunidades de investigación, con una vertiente militar que hasta ahora no se ha publicitado. Hoy es un enorme canal de pornografía y tuits de Believers. Volviendo a lo que decíamos, parte de este “buenismo” que enmascara, imperante y omnipresente, proviene de los gurús de la Social Media, que se arrogan todo tipo de pomposos apelativos y que, en la mayor parte de los casos, sólo vende humo, y digo vender porque estos sí cobran, y no poco. Hay algunos profesionales honestos en este sector, evidentemente, que abogan por un acercamiento al medio franco y veraz, adaptado a las necesidades del cliente, pero son los menos. Desconfiar siempre.

Al final todo se reduce a la honestidad y humildad, huyendo de formulas peregrinas, extravagantes nombres y estrategias. Allá cada cual.

Nos atreveríamos a pronosticar que esto de la Social Media es otra burbuja que estallará más pronto que tarde, pues los usuarios/empresas del mañana no precisará de intermediarios -al menos no tantos- para emplear una tecnología sencilla en su concepto y con la que se han relacionado desde su infancia. Si bien hace años se consideraban estas realidades como nuevas tecnologías, hoy han perdido el adjetivo y son moneda común, como herramientas de acceso simple. La forma de evolucionar de estas herramientas, en tanto en cuanto la formación y contacto con ellas es más permeable, no precisará de un número elevado de profesionales, y restarán sólo unos pocos, los mejores, equilibrándose la oferta y demanda, tal como siempre ha ocurrido. Es más, de esta forma crecerá en libertad. Por cierto, otro día hablaremos de la libertad en Internet, otra falacia que se desmorona día a día.
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Como decía Umberto Eco en su famoso discurso sobre Internet, el uso honesto de esta tecnología se basa en la capacidad para conservar cosas útiles y para desechar sin miramientos las inútiles. Aquí esta la clave de todo. Internet es un gran contenedor de basura donde podemos encontrar maravillas insospechadas. Sólo hay que saber dónde buscar. Internet y la Social Media, es como la enorme Montaña de Basura de Fraggel Rock, un montón de mierda cognoscente que aglutina saberes y los dispensa de forma sabia. Aunque es peligroso llegar hasta ella, pues hay que sortear a los insidiosos y estúpidos gigantes que entorpecen el camino…dicho de otro modo: esos cientos de miles de monos que machacamos las teclas de máquinas de escribir fumando cigarrillos baratos mientras nos chillamos los unos a los otros.

Sentimos mucho exponer nuestras ideas de forma tan descarnada y directa, pero es tal cual pensamos, honestamente, y creemos que puede dar para un debate interesante. Además, estamos seguros de que muchos de vosotros, aunque no queráis exponerlo por miedo a trasgredir aquello de lo políticamente correcto -la peste del sXXI-, pensáis como nosotros, o lo habéis hecho alguna vez. En fin, a la postre, cada cual puede hacer lo que le venga en gana con sus perfiles sociales y a nosotros nos importa un comino, como no podía ser de otro modo… no en balde, somos los más monos de todos -monos de primates… que no de guapos, ¡ojo!… aunque también lo somos un rato- XDXDXDXD

Publicado el 7 May, 2012 en guadalen, Lorca. Añade a favoritos el enlace permanente. 3 comentarios.

  1. Tras estas árduas parrafadas pospuesta hasta estos momentos,y aunque las horas no acompañan, confieso que me he portado como un campeón haciendo una lectura sosegada y comprensiva. Dicho esto llega mi turno de mono tecleador compulsivo. Y tras la lectura y la ‘irreflexión momentanea’ en caliente me vienen,cual espasmos varias cosas. 1º Dada mi generación,el simil utilizado de la montaña basurera fragueliana ya me gana el corazón de partida. 2ºCláramente,y en este comentario se verá,el autor del post es más Gongorino que Quevediano, aunque retórica haberla hayla en gran medida.XD. 3º Ya entiendo,por otro lado, la inactividad prolongada de este blog,había que dar literalmente ‘espacio’ para coger carrerilla…4º No sé si el volumen de reflexiones contenidas en esta entrada podremos,los que humildemente nos asomabamos a este blog, asimilar.Quizás si fueramos rumiantes y no ‘monos tecleadores’ o lo que es lo mismo, omnivoros de todo lo que se nos cruza por la pantalla, podríamos centrarnos en las ideas que,muy bien enlazadas,estructuran estas reflexiones. Rumiaré por días. 5º Aún rumiando días,y lógicamente es un planteamiento con el que la mayoría en nuestro navegar nos ha enfrentado, casi con toda seguridad no volveré a comentar pues la ‘blugjula’nos lleva siempre a mares inexplorados por lo que cual ‘sopinstan’ lo que de la mata da en cuanto a lo que escriba. 6º Aún cuándo el historial corto de este blog ha permitido leer plumas,plumillas,plumones,…todas magníficas,por cierto,he de reconocer que no siempre despiertan -corrijo- han encendido en mí procesos de revisión interna de mis posicionamientos respecto a las redes sociales, sus usos, malusos, etc. Este sí.Pero, del mismo modo que otras entradas menos extensas,más concisas,…que han tratado lo intentado aquí. Así que quizás, la extensión y el uso de subjuntivas -habló quien pudo-, impida extraer el mensaje.
    Líbreme a mí el Dios bloguero, ni tan siquiera el ídolo #guadalen ,interpretar,reinterpretar,versionar,…etc. Eso lo dejo a los de OT. 😉
    Sí voy a decir, y ya por último, que esperaré las próximas ‘guest star’,plumas invitadas, o ‘monostecleadores’ con impaciencia.
    Felicidades verdaderas por lo vertido aquí.Compendio claro para mí. Sigamos usando estas herramientas como ‘nos plazca’, ‘no dejen’ o lo que sea,…impávidos a la segura manipulación del Maligno -sabemos que existe- pero esperanzados en que aunque sólo sea el poder permitirnos ‘echarnos los unos a los otros a la cara’,disfrutando de una cerveza patrocinada por #Guadalen ¡Dichosas las teclas de los simios simióticos que nos unen una vez!.
    Para demostrar que sí soy Quevediano XD Ni son todos los que están, ni están todos los que son
    Buenas.
    Pd.Este comentario se autodestruirá tras su lectura fagocitado por la infoxicación reinante por estos lares, por la tuya propia y por supuesto por mi falta de ganas de releer esta retaila que os he soltado.
    Con cariño y admiración a quien nos da su tiempo en este blog.

    • Haría por editar algo el texto, por aquello de simplificar alguna cosilla y facilitar la lectura que comentas… también arreglar lo del título en mayúsculas y un par de erratas, pero el sistema no me deja editar sin permiso de los responsables (cosa normal, por otra parte). En fin, estamos contentos de poder participar aquí con vosotros, en libertad y sin tapujos.

  2. Muchas gracias por tus palabras. Intentamos hacer lo que entendemos por justo. Un saludo